miércoles, 1 de septiembre de 2010

SEMBRANDO LA BUENA SEMILLA.

Mateo 13:18-23 18 "Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 21pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno."

Si bien es claro que los cuatro tipos de terrenos representan las diferentes respuestas que podemos obtener al anunciar el mensaje de Dios. Algunas personas están endurecidas, otras son superficiales, otras tienen demasiadas preocupaciones que lo distraen y algunos son receptivos.


Tambien esto podría aplicarse a diferentes etapas de la vida de una persona. Y para comprobar esta teoría quisiera usarte como ejemplo a ti.


Porque cuantas veces fuiste a una reunión y aunque escuchaste la palabra de Dios, no entendiste nada y saliste preguntándote para que vine, y el enemigo vino a vuelo rapaz para robarte lo que había sido sembrado en tu corazón.


O cuantas veces recibiste la palabra, la entendiste, saltabas de alegría y pensaste que ya nunca más volverías a ser igual, y sentías tanta fuerza que pensabas que no caerías nunca más, pero ante la aflicción, los problemas, las dificultades, el pecado, etc… tropezaste en la duda, la incredulidad, el enojo, la tristeza, etc.


Y por otra parte, cuantas veces dejaste las cosas de Dios por correr detrás de un trabajo o bienestar material, las deudas, los compromisos financieros, etc. Que te ahogaron y tuviste que agarrar por otro camino contrario al que el Señor te había marcado.


Pero hoy estás disfrutando del crecimiento y el desarrollo, al haber descubierto cómo da fruto la semilla de la palabra de Dios. La clave es oir, entenderla, ponerla por obra y el resultado es la producción y la multiplicación.


Es por esto también que no debemos desechar a aquellos que hoy están junto al camino, o que están entre pedregales o espinos. Porque quizás en algún momento se conviertan en buena tierra.


Sigue sembrando, hecha semilla en toda clase de tierra, porque aunque no todas las semillas van a dar fruto en el momento, llegará el tiempo de cosechar y entonces nos gozaremos y alegraremos con aquellos que amamos.

El Salmo 126.5-6 dice: "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."


Y Pablo le dice a Timoteo: "que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina." (2 Timoteo 4:2)

1 comentario:

Anónimo dijo...

gracias Señor porque siempre estas enseñándonos,qué importante que son estas palabras, para no desmayar,sabiendo que nuestro trabajo para el Señor no es en vano, sabiendo que aunque ahora sembremos con lágrimas mañana cosecharemos con alegría.Gracias mi Dios, gracias a nuestro pastor Andrés, Dios lo bendiga y le conceda ese deseo que tanto anhela